18. DUENDE PERDIDO.

Sí, y me senté frente al escritorio,
un papel y un lápiz viejo tenía,
sí, un té y un pan dulce era mi energía,
mi afán por escribir era notorio.


Sí, y me senté frente al escritorio,
quería decir algo y no podía,
sí, verbo y verso estaban en porfía,
mi ansiedad se acercaba a lo irrisorio.


Voz y ruido que venían de fuera,
tenían a mi duende acorralado,
por más espada y escudo que a éste diera,


sólo fue salvajemente golpeado,
lo tomé y guié a su hogar en la pradera,
y allí curé sus cortes con cuidado.


AÑO DE CREACIÓN: 2010.
AUTOR: Mariano Reyes.